La casona que alberga este almacén, nos recuerda aquellos otros que dan ambiente en Buenos Aires a los viejos almacenes de Puerto Madero. Fue edificada a partir de bloques recuperados de fincas de la Ciudad de México, que en su tiempo vivieron una tardía colonia y el lujo del Porfiriato. Las cabrillas que sostiene la techumbre, fueron forjadas en 1890, según proclama en su piel el propio hierro, lugar perfecto para comidas de negocios o placer, rodeado de calidez y confort.